
...es la última de las reflexiones que hace Cándido al final de sus aventuras.
Candide ou l'optimisme (Cándido o del optimismo) es el más elaborado y logrado de los cuentos filosóficos de
Voltaire.
Luego de releerlo y relamerme en la ironía del relato, me quedo pensando en la frase del título de este post.
La historia narra las desventuras y viajes del joven
Cándido, instruido en
Leibniz por su buen profesor
Pangloss. Recordemos que dentro de la metafísica de Leibniz lo que existe en la realidad está compuesto por "mónadas": unidades psíquicas sin mayor interconexión entre sí. El hecho de que estas mónadas se relacionen y función obedece a un principio de "armonía preestablecida" que se rige sobre el principio de que todo se regulará para crea el "mejor de los mundos posibles", aunque el mundo en sí deba contener una porción de mal para diferenciarlo de la instancia divina.
Dice el profesor Pangloss, quien enseñaba, según la obra,
metafísica teologocosmolonigológica:
Está demostrado que las cosas no pueden ocurrir de otro modo, porque al estar todo hecho para determinado fin, todo es necesariamente bueno hasta conseguir ese fin. Advertid que las narices han sido hechas para sostener las gafas; luego usamos gafas. Las piernas es obvio que fueron hechas para ser calzadas, y por eso llevamos calzas. Las piedras se han formado para ser talladas y construir castillos, y monseñor posee un soberbio castillo; es perfectamente lógico que el mejor barón de la provincia esté magníficamente alojado. Por último, los cerdos fueron creados para ser comidos, y por tanto comemos cochinillo durante todo el año. En fin: quienes proclamaron que todo está bien debían haber dicho que todo es perfecto.
Voltaire se complace en destruir el ideario metafísico de Leibniz por boca de las acomodaticias ideas de Pangloss y de la inocencia con que Cándido las toma, oponiendo la realidad y sus rigores, los seres y sus vicios como negación de la existencia del "mejor de los mundos posibles".
A través de sus viajes y desasosiegos, Cándido tratará de encontrar la causalidad que subyace a cada situación que enfrenta, explicación siempre risible. La idea de Voltaire en negar cualquier intervención de la providencia en el discurrir del mundo. Una teoría como la de Leibniz no representa al mundo sino que la reemplaza. Es la razón (universal) y el pacto de convivencia lo que hace que cada hombre deba buscar su destino, forjar su felicidad, llevar a cabo una buena política en sus asuntos.
Por ello, al fin de sus aventuras (desventuras [que incluyen, dicho sea de paso, conocer Eldorado en el Perú] Cándido replica al buen Pangloss cuando este le presenta la supuesta concatenación de hechos y sufrimientos que hacen que ahora disfrute de una pequeña parcela: -
Todo eso está muy bien,- repuso cándido; pero
vale más que cultivemos nuestro jardín.